Hoy para todas, con pleno amor, resonando en casa «El poema de la puente» de Kate Rushin, descubierto en»Esta puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos», editado por Cherríe Moraga y Ana Castillo.
«Estoy harta,
Enferma de ver y tocar
ambos lados de las cosas
Enferma de ser la condenada puente de todos
Nadie
se puede hablar
sin mí
¿No es cierto?
Explico mi madre a mi padre mi padre a mi hermanita
mi hermanita a mi hermano mi hermano a las feministas blancas
las feministas blancas a la gente de la iglesia Negra
la gente de la iglesia Negra a los ex-jipis
los ex-jipis a los separatistas Negros
los separatistas Negros a los artistas
los artistas a los padres de mis amigos…
Después
tengo que explicarme a mí misma
a todos
Hago más traducciones
que las malditas Naciones Unidas
Olvídense
Me enferman
Estoy enferma de llenar sus huecos
Enferma de ser su seguro contra
el aislamiento de sus autoimpuestas limitaciones
Enferma de ser la loca en sus cenas festivas
Enferma de ser la rara de sus meriendas del domingo
Enferma de ser la única amiga Negra de 34 individuos blancos
Encuéntrense otra conexión al resto del mundo
Encuéntrense otra cosa que los legitime
Encuéntrense otra manera de ser políticas y estar ala moda
No seré su puente a su femininidad
su masculinidad
su humani-dad
Estoy enferma de recordarles que no
se ensimismen tanto por mucho tiempo
Estoy enferma de mediar sus peores calidades
con sus mejores
Estoy enferma
de recordarles
que respiren
antes de que se asfixien
con sus propias tarugadas
Olvídense
crezcan o ahóguense
evolucionen o muéranse
La puente que tengo que ser
es la puente a mi propio poder
Tengo que traducir
mis propios temores
Mediar
mis propias debilidades
Tengo que ser la puente hacia ningún lado
más que a mi ser verdadero
y después
seré útil.»